Cuando llegue la revolución
Me pondré mis mejores zapatillas
para correr delante de los cobardes.
Mis pies supinadores guiarán a un
corazón sediento de tardes,
hambriento de días mejores.
Cuando lleguen, porque llegarán,
pintaré mis labios de rojo,
besaré cada rincón de esta ciudad
construida de palabras,
brindaré contigo por
la creación, por
la poesía, por
la Revolución.
Lo malo es que parece que la revolución nunca llega.
ResponderEliminarBuen poema!
Si no llega, tendremos que traerla nosotros!
EliminarLlegará y entonces este poema será la 'seña de identidad'
ResponderEliminar¡Qué llegue!
Eliminar¡Viva el vino... digo, la Revolución!
ResponderEliminar¡Viva!
EliminarHabrá que ponerse manos a la obra.
ResponderEliminarPorque supinar, podemos supinar todos.
Supinemos, pues:)
Eliminar