No tengo remedio















Ni medida, lo confieso. 

Por eso me ato al pomo
de esta puerta que me ofrece 
una locura inmensa,
una resaca de cuarentona.

Un día fui comedida,
- casi -
antepuse claridad de ideas
a una mañana centrífuga.

Esa fue la última vez,
me refugié en esta casa  
repleta de pelos de gato,
porque yo, como ya les
he dicho, no tengo
remedio.

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