El itinerario de tu palabra se cincela
a carboncillo y tecla retroiluminada.
El suelo es escarpado y las curvas sinuosas
para un corazón desbrozado
al borde del precipicio.
El techo tiene nubes y claros
-más nubes que claros-
que apartas con tus manos
a cada paso que das
en este itinerario.
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