London
Si cruzaste aquel río
fue para escuchar a Cleopatra
susurrar al oído de César,
para contemplar a Lady Macbeth
mover los hilos de un rey destronado,
para dibujar el rostro de Julieta
tumbada junto a Romeo, dormido.
Si del puente tenías miedo
te acercaste a los coches.
Corriste para pisar el suelo
que pisaron sus pies,
buscando sus huellas impresas
en una vieja pared.
Si tachaste tus versos
fue porque no eran los suyos,
a un día de sol
no podrían compararse.
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