Eran las sombras
Eran las sombras
el murmullo de tu niñez.
Todos los domingos
abrías la ventana
para guardar en una caja
el color de los tomates.
Pasaron las sombras
por un trozo de madera.
Pasaron tus ojos
al aliento de la plaza
y el olor de las lechugas.
Pasaron las sombras
y me llevaron contigo,
al abrigo y sin premura.
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